MADRID, CIUDAD DE NOCHE

Pongo un trocito de un artículo que escribí el otro día para una de mis clases, a ver si os gusta, se admiten críticas constructivas:

Cada ciudad europea tiene su encanto particular, su casco antiguo, sus monumentos... pero ¿Qué es lo que hace que Madrid sea tan visitada y preferida por tanta gente? Aunque la parte del Madrid antiguo es de un valor artístico enorme, es cierto que no es tan impresionante como el de otras ciudades o que no hay tantas cosas que ver. Tampoco encontramos nada espectacular en sus calles como puede ser la Torre Eiffel en París, las iglesias de Florencia, o los rascacielos de Nueva York. Por no tener, ni siquiera tiene playa como muchas otras ciudades españolas.

Ese “algo” que tiene Madrid no es ni un edificio, ni un monumento, ni un paisaje... no es nada material, que se pueda ver o tocar. Es una sensación, un ambiente, una impresión... no se puede explicar con palabras. Quizás porque es una ciudad viva, constantemente en movimiento o tal vez por el bullicio de sus calles, el caso es que el aire que se respira y la luz que hay son simplemente “distintos”.

Una vez que has pisado Madrid, es imposible no querer volver. Los extranjeros se quedan asombrados cuando vienen, porque no alcanzan a comprender el ritmo de vida que llevamos. No sé si en Europa será muy normal encontrar atasco a las 5 de la mañana en la Gran Vía, o que los bares y discotecas cierren cuando ya es de día.

Creo que mi artículo lo resume una frase del escritor Ernest Hemingway: “Irse a dormir temprano en Madrid es como querer sentar plaza de persona extravagante... Nadie se va a la cama en Madrid antes de haber matado la noche”