JUNIO Y JULIO

Junio ha sido un mes raro... como diría Fito, raro, no digo diferente, digo raro. Como diría mi prima... "desconcertante". Ha sido un mes de tostadas con tomate y bravas en la cafetería de la uni, cenas de despedida, cambiazos de exámenes y descubrimientos. Ha sido planear el verano, sacar billetes de tren, comprar ropa, comprar crema protectora "reafirmante" para que, como dice Marta, se nos reafirmen las piernas en el camino. Ha sido ver películas de terror japonesas y de superhéroes, escuchar Un pingüino en mi ascensor y los Piratas. Ha sido en la variedad está la diversión, que la pena dura tanto como quieras tu seguir llorando y no sé que me pasa últimamente que no dejo de espiar a mi vecina de enfrente. Quemarme en la piscina, cortarme el pelo yo misma, comer perritos del burguer y beber gazpacho como si fuera agua. Olvidarme de tres cumpleaños... sí, soy un desastre absoluto y total... suelo acordarme de los cumples pero no sé que me ha pasado este mes.

Y por delante tengo julio que será un mes de andar por los bosques de Galicia (y espero que no me coma algún lobo que ande por ahí suelto), tomar el sol pero ya sin quemarme, comprar cámaras de fotos de usar y tirar, utilizar los billetes que compré en junio y viajar en tren, autobús y avión... ir a bodas, ir a las rebajas, ir a exposiciones de pintura por las mañanas y cenar fuera. Será un mes de escuchar canciones de La Casa Azul y de Mclan. Un mes de a su lado eres francamente substancial, me imagino que hoy vendrás sin avisar y mientras yo me enamoraba como un fan de tu voz, de tus amigos, de tu ropa, de tu forma de mirar, de toda tu maldad... un mes de beber agua mineral en vez del agua marrón del grifo del trabajo y de ya no soy el hombre de las tabernas o no hay por qué fumar mil cigarillos.

Y quiero ponerme fuerte porque ya que voy a andar 100 kilometros por lo menos que sirva de algo. Fuerte como los botes de nocilla de cuando éramos pequeños, que muchos los hemos utilizado como vasos para agua (y algunos los seguimos usando...) Eran botes reactivos, como las cucarachas, que no se rompían ni a tiros. Cuando se te caían al suelo poco faltaba para que rebotaran y te volvieran a la mano. Tenían una capa de cristal gorda, gorda... a prueba de bombas. Vamos que si hay un ataque nuclear en todo el planeta sólo sobrevivirán las cucarachas y los botes de nocilla.

Y que más decir, aparte de que soy una olvidacumpleaños y que yo también quiero rebotar sin romperme cuando me tiren al suelo. Que no sé si voy a aguantar un mes sin internet y una semana sin dormir sola, que me apetece hacer cosas que me gustaba hacer cuando era pequeña y que ya se me han olvidado como ir al Parque de Atracciones o ir al cine a ver una película de miedo. Que me apetece disfrazarme y tener conversaciones con mucha gente de esas que duran horas y te mueres de la risa... hacer una guerra de globos de agua, sentarme a un banco del paseo marítimo a comerme una bolsa entera de pipas, irnos por la noche a la playa a contar historias de miedo, jugar a sardinas en lata y ser palomita suelta, cenar gofres y tocar la guitarra con M. en la terraza de arriba de casa de la abuela...

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

O jugar al billar a las 6 de la tarde con una niña antipática incordiando y llamándonos cosas feas.

M.

1:09 PM  

Post a Comment

<< Home