ME GUSTAN MIS PIES

Me gusta ir descalza. Por la playa, por la hierba, por el agua, por el mármol... por la vida. Los zapatos lo único q hacen es aprisionar y torturar a los pies. Y me da igual que me digan que tengo unos pies feos, a mí me gustan primero porque son míos, y principalmente porque son feos. Si fueran bonitos no me gustarían tanto.

Sí, que pasa. Me gustan mis pies. Tienen una forma rara y además tienen marcas de diferentes heridas que me han ido haciendo los zapatos con el paso del tiempo. Igual que mis rodillas. También son feas, están llenas de cicatrices porque yo de pequeña era muy burra y me caía siempre de la bici, de los patines, de los columpios, de las literas, de los árboles, de los carritos del supermercado... Una vez, con cinco años, bajé unas escaleras en bici y conseguí mantener el equilibrio como una campeona. A mi padre casi le da un infarto.

Mi hermana en cambio era muy buena. Era una niña que le gustaba la tranquilidad y jugar sentada. Yo creo que cuando me tuvieron a mí unos cuantos años se plantearon darme en adopción porque era más mala que Judas. Tuvieron que pegar todas las estanterías a la pared con clavos porque me gustaba escalarlas y se me podían caer encima. Llevarme a urgencias a que me juntaran los dos trozos de lengua que se me había partido jugando a las tinieblas. Llevarme a urgencias a que me sacaran un plastidecor de la oreja. Llevarme a urgencias a que me cosieran el pié de arriba a abajo. Los viajes al hospital eran frecuentes. Mi hermano tampoco se quedaba corto, a él también le llevaron a urgencias unas cuantas veces... como el día que se comió doce flanes, uno detrás de otro... no ha vuelto a probar un flan desde entonces.

Bueno pues eso que quien lea esto me podría poner comentarios y contarme las caídas, visitas al hospital etc etc que hayais tenido de pequeño/a... que me encantan esas historias...