pisando hojas secas y merendando tartas...

Hace un poco que no actualizo y no es que tenga algo importante que contar, que tampoco sería un motivo para actualizar porque cuando te pasa algo importante lo ultimo que piensas es en actualizar un viejo (creo que después de un año puedo llamarlo así) y últimamente olvidado blog

Me ha pinchado o motivado un poco el hecho que Thais se haya hecho un blog, no porque en dos días ya sea una experta en modificar la plantilla, sino porque lo último que ha escrito sobre Spiny Norman y Dinsdale consiguió que se me enfriara el café. Esto lo digo porque en la carrera siempre nos decían que un buen periodista es aquel que puede más que un café y un donuts... vamos que consiga que no puedas apartar la vista de lo que estas leyendo. Eso me paso a mí el otro día leyendo lo de los hermanos Piraña y me piqué, y me propuse conseguir algún día escribir algo que saque a quien lo lea de su sitio (y lo del pájaro verde no cuenta)

Y ahora la verdad no tengo muchas ganas de ser creativa, estoy pasando por una fase un poco gris, no sé si será por el trabajo que me hace dormir más y sonreir menos, y últimamente me siento igual que un cuadro de Picasso, si es que se puede decir que los cuadros tengan sentimientos, que yo creo que sí los tienen, o, cuando menos, los transmiten.

El otro día entre a un bar y me puse a mirar los bollos que había en la barra. Sobra decir que en plena operación verano no tenía intención de tomarme ninguno, pero ya sabeis que a las mujeres nos encanta autotorturarnos y autorebajarnos nuestro nivel de autoestima. Simplemente estaba mirando las tartas para imaginarme como sabrían, igual que hace Vane cuando está a régimen... huele un postre y dice... ya está, ya es como si hubiera tomado un poco... bueno pues era algo así y de repente un chico que estaba sentado en la barra me dice... Pídete la de limón

Me quedé mirando con cara lerda porque no se puede sacar a una mujer de su autotortura así de golpe como quien no quiere la cosa y debió pensar que me hacía falta una explicación un poco más detallada así que volvió a decir...

La de limón, sí... hazme caso, que yo meriendo aquí todas las tardes.

Lo primero que pensé es preguntarle que en dónde trabajaba que le dejan bajar a merendar tarta de limón todas las tardes y que si necesitan a gente que le daba mi CV. Luego ya, pasando a aspectos más prácticos creo que le contesté algo así como... ah muchas gracias... y el colega se quedó esperando y mirando, o mirando y esperando, me da lo mismo que lo mismo me da... expectante para ver que pedía... lo que me ponía a mi en una situación un poco incómoda porque me dejaba dos opciones:

1. Contarle la cruda realidad a un pobre infeliz, que soy mujer y me estaba imaginando como sabrían las tartas sin tener intención de probarlas... sin esperar que lo entendiera


2. Pedirme la tarta para no echar un jarro de agua fría a su amabilidad al darme ese consejo y romper mi operación verano por culpa de un desconocido que no iba a volver a ver nunca más????

Y no sé muy bien por qué he contado esto pero creo que no me apetece contar el final, ya os dije que estoy en zona gris y me apetece fastidiar un poco a los demás, así que dejo que vuestra imaginación decida que pasó después, que seguro que es mucho más sugerente y/o interesante que la realidad, buena o mala, pero siempre tan simple.