MI ADICCION AL ZARA

Me lo ha mandado mi prima porque dice que se acordó de mí cuando lo leyó (anda que...) Lo pongo primero para que lo leais, y más abajo pongo mis puntualizaciones (y hablo con conocimiento de causa que yo trabajé para super - Amancio)


Para mi de todas las adicciones que se pueden tener en esta vida, la peor es la adicción a las compras, porque es la única que no se cura ni se quita con nada. Yo de fumar me puedo quitar, incluso del sexo si me apuras, pero si me quitan de ir al Zara todas las semanas, me da Síndrome de Abstinencia. La cosa que te da el comprar no te la da nada. Te proporciona una alegría muy extraña, mezclada con un sentimiento de culpa por haberte gastado la pasta. Esa mezcla entre satisfacción y culpa tiene un puntito masoquista que mola mogollón. Lástima que solo pase con la ropa. Porque oye, por mucha pasta que me deje en el Carrefour todas las semanas, cuando paso por caja no me da subidón ninguno. Antes cada vez que me compraba algo se lo enseñaba a Iván en plan: "Mira mi amor ¿te gusta?" pero ahora no. Paso con las bolsas escondidas detrás de la espalda. Los hombres no entienden este impulso irracional de la compra. Como no se entera de lo que es nuevo y lo que no, paso de enseñarle lo que me he comprado y así me ahorro comentarios tipo "Paraquetecomprasunasbotassiya tienes 5 pares" (cinco pares, dice, el alma cándida) o "¿Otro bolso más? ". Y si se da cuenta y me dice "¿eso es nuevo?" yo le digo "nooo hombre. Si es de hace dos años, anda que no me lo he puesto veces."..y así lo zanjamos. Tengo muchas amigas que hacen lo mismo.

También hay ciertos trucos que utilizo para mantenerme entretenida. Por ejemplo, lo de devolver. Yo lo devuelvo todo y así con este sistema una se puede mantener viciada comprando sin parar y gastando solo 30 euros. Compras una cosa, la devuelves y con el dinero devuelto compras otra que a su vez devuelves. Y así hasta final de mes. Satisfaces el impulso pero luego no tienes nada nuevo en el armario. Es lo malo. Yo esto lo hago continuamente. Realmente me cuesta un verdadero esfuerzo "quedarme" con algo que me he comprado. Me tiene que gustar mucho para no devolverlo.

Los hombres en cambio no saben disfrutar del comprar. Por ejemplo, esta mañana he acompañado a mi Iván a comprarse sus trapejos. Pues este hombre lo que hace es que va dos veces al año de compras y se lo compra todo de un golpe. Una tanda en verano y otra en invierno. Y esto es no saber disfrutar porque la experiencia la vives solo una vez y no 50 veces, como yo. Iván (y casi todos los hombres) prefiere gastarse 600 euros de golpe y quitarse el marrón de encima. Yo prefiero gastarme 9,90 durante 60 semanas y eso es lo que hago, precisamente. Menos mal que no me da por lo caro, sino más bien todo lo contrario. A mi todavía no me ha dado la edad esa de querer tener "cosas buenas". Me molan más las "cosas malas y baratas" que así puedo tener muchas. Mi lema es : mejor mucho y barato que poco y bueno. El caso es repetir lo menos posible. Yo sería feliz si la ropa fuera como las lentillas desechables: de un solo uso. Así tengo el armario, que muchas cosas me olvido de que las tenía y me las vuelvo a comprar, que ya tiene pecado. Total, ¿para qué gastarse una pasta en unos zapatos si al año siguiente se van a llevar otros y ya no vas a querer los que te han costado un dineral?. A mi lo bueno, pues que me lo regalen. Cuando Iván me prregunta que quiero para Navidades o mi cumple siempre le digo lo mismo: algo grande y caro, pero sobre todo, caro.

¿Habeís pensado que todo este afán consumista es gracias a las tarjetas, que son como un dispositivo maligno que incita a comprar sin parar?. Yo si tengo que soltar los billetes soy rácana como ninguna pero con la tarjeta como no veo la pasta, pues dale que tienes...es la culpa de las tarjetas y también la de Amancio Ortega, el dueño de Zara., ese ser demoníaco que trae ropa nueva todas las semanas, y que hace que cada semana sea mejor que la semana anterior: Amancio, si lees esto, déjalo ya, que nos estás haciendo mucho daño y nuestro hijos tienen que comer. Me he preguntado bastantes veces para qué o por qué nos gustan tanto los trapos y las respuestas son dos: 1. Para vernos bien a nosotras mismas y sentirnos divinas 2. Para que las otras mujeres nos vean divinas Generalmente, nadie se viste para gustar a los tíos. Total para qué. Si no saben cuáles son las tendencias, ni se enteran de nada. Si para ellos un pantalón pitillo es un pantalón que tiene un agujero especial para el tabaco. Si ellos con unos vaqueros cualquiera y una camiseta que te pongas ya te ven bien. Si cuando más les gustamos es cuando vamos más normalitas. No os cuento el Iván que cuando me ve de chándal para ir al Yoga, es cuando más le gusto. Y me pone de una mala.... (toda esa pasta para que luego me prefiera en mallas. Hay que joderse) Y ahora os dejo que me tengo que ir a colocar lo que me he comprado y ver a ver si lo tengo repe... He intentado ser sincera. A muchas mujeres les pasa lo mismo pero no hablan de ello. A ver, bonitas: ¿cuánta pasta os dejáis en ropa todos los meses? Consoladme por Dios, necesito saber que no soy la única. Y los hombres ¿qué pensáis de este vicio tan femenino?

A ver, mis puntualizaciones...

1. Lo del subidón + sentimiento de culpa: totalmente de acuerdo... eso sí, el sentimiento de culpa dura poco, enseguida se pasa, solo cuando ves q pasan tu tarjeta por el lector ese y te dicen... "doscientos treinta dos euros" con una sonrisa de oreja a oreja... que ese es uno de los cinco principios de la secta-empresa Zara que te enseñan cuando entras a trabajar ahí... "en la caja es donde mas sonrisa hay que poner porque es el peor momento psicológico para la gente"

el caso que cuando llegas a casa y te arreglas para salir con las botas nuevas lo de los doscientos euros se te olvida en cuanto sales por la puerta...

2. Lo de entrar con las bolsas escondidas... yo también lo he hecho, lo reconozco, pero porque en mi casa estuvieron pensando que tenía un problema serio y que deberían buscar ayuda profesional... y la verdad que tienen toda la razón, porque ya dije una vez aquí que no soy capaz de entrar en Zara y salir sin una bolsa de esas de papel azul oscuro y marrón que tanto me gustan...

3. Lo de devolver la ropa: yo tengo otro problema con eso. Siempre devuelvo algo... nunca me quedo con todo lo que compro. Aunque también tengo que decir que los espejos de Zara están trucados, y te ves mucho mejor ahí que luego en el de tu casa, así que si no quieren que la gente devuelva tanto, que pongan los espejos bien.

4. Lo de tener muchas cosas malas... doy fé... porque las camisetas de la zona informal (trafa, para los entendidos) que cuestan 7,95 euros... es que vamos, eso es como ponerle a un perro un hueso delante y esperar que no se lo coma... (anda ya!)... es que tu ves ahí la camiseta y te llama, te sale una vocecita en el oído... cómprame... cómprame... soy barata, solo valgo 8 euros, lo mismo que una copa... y si te tomas una menos esta noche pues luego tienes una camiseta más...
Total que acabas con siete camisetas verdes, siete rojas, y siete azules todas iguales, pero eso sí, te han costado todas 7,95 euros.

5. ¿Se puede ser a la vez trabajadora de Zara y consumista compulsiva?

SI, se puede. Lo peor de trabajar en Zara, que yo cuando entré pensé... que bien, si estoy trabajando aquí le cogeré tanta manía a la empresa que dejaré de gastarme el dinero en comprarle ropa al Ortega... pues no. Error. Ya te pueden fustigar y tratar mal, que sigues comprando igual, o peor, te dejas la mitad del sueldo que te pagan en la tienda.

¿Por qué? Porque cuando llega el camión con toda la ropa nueva, de todas las tallas, metida en el plástico, que nadie se la probado... lo tienes ahí todo y te dejan apartar lo que quieras (no saben nada...) eso por un lado, y por otro, cuando estas en el probador doblando la ropa que te deja la gente, vas doblando y mientras pensando... uy que mono este jersey... me lo aparto (y lo tiras a la balda de arriba que era solo nuestra...) y al final de la mañana te has apartado 15 cosas.

Y ya esta siendo esto muy largo, así que lo de contar los cinco principios de Zara y las rebajas... lo dejo para otra vez...

Elevo también mi petición a Amancio para que deje ya de fabricar cosas bonitas, porque, es que este hombre cada año se supera... es que la colección del año siguiente siempre me parece más bonita que la del anterior... así que al final va a conseguir que acabe durmiendo debajo de un puente o, como dice Marta Soto, que en el futuro les diga a mis hijos... "Niños, esta semana no se cena que mamá se ha ido de compras..."