EL PÁJARO VERDE

Había una vez un pájaro verde al que le gustaba tomar té verde todas las tardes.Era verano, y por eso los aviones volaban en círculos concéntricos. La bruja del Oeste pensó que iba a ir a Calzedonia a comprarse unos calcetines de rayas.

El perro azul estaba en su cocina pensando que en el siglo XVI lo más importante era tener un castor. Los periódicos del día siguiente decían que el aguacate es una fruta con vida propia. Pues el pájaro verde habló con su vecino, el dragón plateado, que le dijo que debería comprarse unos patines para ir por encima del agua. Al principio no le hizo mucho caso pero el dragón-plata se puso tan pesado que al final decidió probar eso de los patines. La bruja del Oeste se había enfadado porque la dependienta de Calzedonia la llamó gorda, así que decidió no llevar calcetines nunca más, aunque le salieran ampollas.

Los aguacates se indignaron al día siguiente cuando salió el periódico. El pájaro verde probó los patines y le gustaron aunque cuando intentaron hablar con él no les escuchó mucho porque no quería quemar brownies esa tarde. Además solo servían para patinar y no merecía la pena perder el tiempo escuchando que los patines habían metido las ruedas en el enchufe y tenían los pelos de punta. El presidente de Malasia se había comprado un rollo de papel albal nuevo, para forrar su mesa de juntas. El perro azul no sabía ladrar y estaba un poco acomplejado. El pájaro verde contaba cuentos populares de Yemen porque no se atrevia a hacer puenting.

La bruja tuvo que ir al hospital de las heridas que tenía en los pies y decició denunciar a la dependienta de Calzedonia. El perro azul empezó a ir a un profesor de salsa y a dormir con manta por las noches. El pájaro verde descubrió que le gustaba ver Pasión de Gavilanes y dejó de patinar por las tardes. Prefería ver la tele, era mucho mejor. Se puso un poco gordito. El presidente de Malasia no usaba nunca reloj. La bruja del Oeste tenía un poco de envidia de las meigas de Galicia pero no quería decirlo en voz alta. El perro azul se compró la fabrica de Nocilla porque estaba totalmente en contra de la nocilla blanca.

Cuando se acabó Pasión de Gavilanes, el pájaro verde se aburría por las tardes. El perro azul ganó el primer premio de tomar horchata. Ya no le hacían falta las clases de salsa así que decidió abrir una confitería. A la dependienta de Calzedonia le embargaron la tienda y tuvo que trabajar el resto de su vida poniendo tapas a los yogures, y también vigilando que la gente no las chupara. Los fines de semana se sacaba un dinero extra arreglando máquinas de palomitas. El pájaro verde decició ir a buscar sus patines de nuevo y quizás esta vez si les escucharía porque ya le gustaban los helados de pistacho. Pero los patines se habían ido por el camino de tejas amarillas y ya no volverían... la bruja les había hecho una oferta de trabajo que no podían rechazar.

Los aguacates ganaron la guerra y el dragón-plata fué muy feliz con sus zapatos nuevos.

4 Comments:

Blogger danonino said...

Esto...joer no sé como decirlo... va lo hago a la manera de los de Toledo...qué cojones es esto??? Ara o los examenes te han dejao más p'allá que p'acá, o la medicina pa mi gripe me está dejando tolai perdido.

5:23 AM  
Anonymous Anonymous said...

Me ha gustado mucho tu divagación, aunque ya me explicaras q significa.

Eso sí, no estoy nada de acuerdo con el perro azul, la Nocilla blanca es lo mejor.

MARTY

1:57 AM  
Anonymous Anonymous said...

la locura...
El caballo blanco que todavía no se ha caído en el barro. (o M., que es más corto).

3:55 AM  
Anonymous Anonymous said...

¿Ara esto lo has escrito tu? Pues si es así está muy bien escrito, tienes mucha imaginación!!!

un besazo guapa

Estefi

6:07 AM  

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